Difícil que lleguemos a ponernos de acuerdo


Barriendo debajo del escritorio
encontré un pinche tuyo
y me di cuenta que intentarlo
es inútil…
el delgado metal
no conservó tu olor

luego mirando
durante un rato
una foto
en la que estamos
yo
y
tu
sentados en una banca
escribo;

“recuerdo este verso
de un dibujo
y un poema
que una vez me diste”

y al instante
todo lo que podría contarte
se amontona
en un papel
pegado en la puerta del closet
y desde lejos
el Gitano Rodríguez dice;
“ahí es donde vivirás
como consigna triste
de un amanecer”




-

Una pareja de mirlos
bailan
la danza azabache
entre gusanos
que son devorados
y cuando el sol
los ilumina
el brillo de sus plumas
negras me encandila

soy yo el que observa
la danza
como una estatua
y los mirlos son quienes
no advierten mis miradas
basta un movimiento
y los mirlos se alejan
como pequeños cohetes
negros y azulados

el amor esta prohibido
para los que caemos
sin alas…







La tierra muy despacio gira


En la mañana                                          Solo quedamos
respiro profundo                                     los que estamos lejos
y es una alegría                                       la lluvia
las noches que pasan                              que se lleva el sol
son tranquilas                                         y el verano
largas algunas                                        que no alcanzó a ser
juntando mis fuerzas                               los papeles
para gritar                                              tienen gastadas huellas
a la oscuridad del alma                          el itinerario de viajero
estoy llorando                                         tiene un final
y es una alegría                                       y la memoria sigue tal cual
que hiere la realidad                               así es como me siento
respiro profundo                                     “el que no sabe de historias”
y es un punto aparte                                sin flores para alegrarme
en silencio por las noches                       sin libros para distraerme
ya no quedan ni flores                             sin canciones en secreto
de esas que asustan                                 y no creo en nada
sin rumbo fijo                                          ni en las canciones
aquí solo sobra                                        ni en el viento
un atado de huesos                                  ni en los libros
que cree en nada                                     ni en las tristezas
no tiene respuestas                                  y en los sueños?
y es una gota de agua                             no creo en los sueños
que guardo para ti                                  la ilusión  pertenece
si crees en nada                                      a las mañanas
buscando un camino                               de los que piensan
en las palabras                                       un viento
el espejo se ha roto                                 que se le puede detener

                               
                                       y ya es una certeza
                              besos cayeron
                                                 otros se fueron llorando






-

miro hacia el mar
y no puede
estar quieta
la inmensidad
respiro
ahora soy yo
el instante
y el mar
es la inmensidad
que me inquieta.

(escrito en un cuaderno durante una estadía en antofagasta).












22/08

hoy llueve
y la lluvia
es un gemido
hondo y
               profundo
y cuando llueve
la ciudad
y las luces
son borrosas
y no puedo
leer en las bancas
y más aun
si llueve
yo no puedo
mover las
            manivelas
yo no puedo
ser la multitud
no tengo
el sol
escondido
no tengo
gotas
encajonadas

no tengo
ganas de quedarme
                en la casa
solo tengo
que cambiar
mis calcetines
mojados. 

Ahora


en este inocente momento
quisiera recorrer tus rincones
y tocarte como niña de seda
en su metamorfosis

única
desnuda
ingenua
necesaria

yo en silencio te adoraré
como se hace en las ceremonias
y tu cuerpo será tuyo y mío
hermoso espacio de revelaciones


a momentos, reir es casi igual a bostezar
-
me estoy escondiendo de mi gata
prometí traerle atún
y solo le traje "catshow"
y aunque hay muchas otras comidas que les gustan a los gatos
mi gata no come esas comidas
mi gata solo quiere atún
mi gata no es mi gata
mi gata nisiquiera sabe quien soy yo
a mi me molesta a veces que no me tome en cuenta
mi gata solo quiere comer atún
y a mi no me alcanzó para atún
mi gata está sentada en el patio 
 y se que no comerá "catshow"
mi gata se fué para el techo

pasé piola...

-

  Soy incapaz de abrir la cortina
es como un animal negro y pesado
que respira hondo y me asusta
el silencio ahoga a los pájaros
no se oyen cantos ni voces
todo es tan quieto tan oscuro
y el viento en la ventana
le entrega vida a mi animal
lo hace respirar en la penumbra
y los fantasmas se pasean por mi lado
dejando un eco de pequeños ruidos
yo quieto y asustado en el suelo
soy incapaz de abrir la cortina.

Púrpura

-




Los disparos se oían potentes y rebotaba el eco en su sangre inocente que adornaba la pared. La condena había sido dictada tres días antes y el fusilado había pedido una barra de jabón y una cuchilla de afeitar nueva para no lastimarse las mejillas con la cuchilla oxidada que guardaba en un rincón de la celda. La cita con la muerte programada era un acto formal, debía cumplir con el protocolo de los inocentes sentenciados. Se bañó dos veces ese día, una al despertar y otra antes de la ejecución, y aunque procuró ponerse bastante desodorante no consiguió que el sudor le arruinase la camisa nueva que también había pedido para su tan comentada despedida. Nada lo podía salvar, el lo sabia bien. Unas horas antes de ser llevada a cabo la condena el fusilado se tendió en su camarote, leyó unos artículos sobre los iluminados de la India, sobre la incredulidad de algunos científicos acerca de si el canto de la ballena es o no una manera de comunicarse y un pequeño cuento que conocía de memoria desde la infancia. En su última declaración afirmo por enésima vez su inocencia, y con su dedo tembloroso apuntó varias veces con rabia al juez quien no se atrevía a mirarlo a los ojos. La condena estaba dictada. Tres días después seria llevada a cabo el fusilamiento del fusilado. Un amigo lo visitó momentos antes de la hora final y le había recomendado llevar una capucha para la ejecución. El había presenciado varios fusilamientos y por conclusión creía que era mejor no ver el momento en que el oficial abría la boca y dejaba caer su saliva espesa segundos antes de apretar el gatillo. Decía él que los fusilados, morían con la misma expresión retorcida del oficial al ver su horrible cara de éxtasis cuando hundía los dedos sobre el gatillo grasiento de tanto uso. Pero no. Ni los consejos de su amigo ni las continuas golpizas por parte de los guardias de las celdas podían hacerlo cambiar de opinión. -Sin capucha por favor- dijo el fusilado cuando llegó el momento de salir de su celda. El pasillo era tal cual se comentaba entre los sentenciados. Largo, oscuro, húmedo y con una mágica luz al final que preanunciaba un pronto final. El patio estaba lleno de oficiales, guardias, policías y uno que otro aprendiz de tiro al blanco que sentados observaban cuidadosamente los rápidos movimientos con que se lucía el encargado del tiro. El lugar donde debía instalarse estaba notoriamente demarcado en el patio y la luz del sol lo hacia relucir aún mas. Restos de sangre de color púrpura yacían esparcidos en la pared y alrededor del circulo blanco en donde debía ubicarse el fusilado según las instrucciones de la comitiva organizadora del evento. El verdugo elegía bien su arma y limpiaba continuamente su frente y sus manos que sudaban excesivamente debido a la emoción. El fusilado estaba ya parado firmemente en el circulo blanco y la multitud uniformada generaba un único y molesto ruido de voces y silbidos. Al fusilado le parecía identificar levemente el sonido de una guitarra que a veces se hacia mas perceptible. Entre la cantidad de voces irreconocibles surgió un grito potente y estremecedor. El juez esperaba inmóvil y paciente y un guardia alto con aspecto de funcionario de oficinas y muy bien peinado dio la orden de guardar silencio incluyendo al fusilado. Había llegado el momento, el tan esperado momento. Recordó las largas tardes en que se sentaba a escribir acerca de las enfermedades oscuras y de los males que aquejan la insaciable autodestrucción de los hombres. Por aquellos días el fusilado buscaba colores desconocidos y se sentía apóstol de la misma autodestrucción. Ahora estaba parado en medio del patio, limpio, afeitado y perfumado, con un peine en el bolsillo trasero de su pantalón y una camisa nueva que le quedaba muy bien, los colores combinaban con la palidez de su rostro. Miraba con su ojo derecho directamente a la boquilla del fusil que le daría muerte. Pensó en rezar y pedirle a dios entrar en su reino. Pero no lo hizo. Sabia perfectamente que dios no aparecería y que solo quedaría de el un registro en el acta de fusilados por aquel juez. Todos estaban completamente en silencio, el oficial lo apuntaba sin moverse siquiera un centímetro. Quería llorar, quería hablar, maldecir, escupir al juez y acuchillarle la garganta. Era imposible. Cuando abrió la boca para por fin decir algo, el oficial apretó al gatillo a fondo, una, dos, tres veces. El fusilado, entre decenas de aplausos, antes de morir, pudo contemplar como su inocente sangre ayudaba a pintar la pared, creando un paisaje rojo y púrpura que adornaba el fondo del patio aquella cárcel. 

.


.-

La estrella fugaz no es un deseo instantáneo.
un dolor general por ejemplo, mucha rabia
un amor inmenso, mas de mil deseos
y la sangre en su espesura
siguen llenando mi corazón distraído
de pequeños agujeros negros
que se tragan todas las esperanzas
hacia la dimensión paralela y desconocida,
ahí donde llega a parar todo lo que aquí se pierde;
las buenas intenciones, los besos mal dados
los suspiros enamorados, los juguetes de los niños
y las historias de los ancianos vagabundos
que son combatientes anónimos contra la vida
Allí entre un silencio monumental y anti-materia
los seres que habitan ese universo paralelo
lanzan escupos luminosos con fuerza desesperada
y al caer vertiginosamente en esta dimensión
nosotros, cegados por el brillo de esa saliva extraña
pedimos deseos que no son instantáneos
que llenan nuestro corazón de dolores generales
rabias acumuladas, amores incansables
y de sangre en su espesura
estancada en las venas de anónimos vagabundos
a quienes a nadie les importan.
.-

tus alitas transparentes me rozan el corazon me roban la conciencia 
tus alitas transparentes me acorazan la sinrazon me consuelan y me borran 
tus alitas transparentes me desviven me desmueren me desduermen me despiertan
tus alitas transp........................................................................................