Se supone que debo estudiar -tres informes y una prueba- para mañana. una de la tarde
y escribo todo con acento y puntos bien puestos, aspectos formales -le dicen-
podremos vivir juntos? (pregunta Touraine con tono de persona importante y preocupada)
-yo miro pa otro lado. no lo pesco. y me sigue con la mirada-, su modernismo
es dolorosamente post-moderno y aun no entiendo que quiere decir con democracia
y están los educadores participativos con cara de boy scout y los procesos de nivelacion
por otra parte, y entre todo eso Libertad es abstracción pura en unas ocho lineas
y en las escuelas los niños aprenden a llorar y de tanto y eso, ya nadie llora
y sonrien con tenazas ajustadas sus cabezas. ciudadano cliente. ocho horas diarias
años después en la comisaria y la maquinita horrible y la corbatita que va con las calcetitas
de su perfecto pantalón verde ultra-planchado y su plaquita que automáticamente
incita a disparar -y ellos no son quienes mueren, y nosotros todo- y por la noche
revientan casas, protegen otras, golpean borrachos, pervierten sus fragiles mentes
y quedan intactas sus conciencias. las once de la noche. no hay palabras. ninguna otra
y la mala nota se hace presente cuando...







La verdad como no-verdad.
Libertad; negación de la negación.
La verdad creada por el poder.
El poder que impone la verdad.
Libertad es escribir en la pared
La lógica de dos mas dos son cinco.
Libertad, entonces, como crimen
Caos único y perfecto…




Cuarto Piso (el pasillo del silencio)






Me siento como un “desterreado sencillo”, como la aguja y la carne
y el ay del pinchazo, el dolor, atado en (y para) el, y no cae
-respira, y unas cuantas-, entonces tira y tira, pero no lo desprecies
guárdalo en tu cajoncito, el vacío, viene y se va, nos vamos
y otro sorbito de sobra (y otro) para el otro que no soy -ni fui-
el pálido, el flaco rucio, y que ya no lo ven pasar, “no queda de otra”
y su explicación le rozaba la boca, -y yo no puedo- lloro despacito
como una lluvia de otoño, y no me dejan, y me escapo, insisto
en el sabotaje a propósito en la maquinita, el ruido en los oídos
los cincuenta y tantos clavos y los dos metros de tierra, usar los dientes
con los bichos que viven bajo la cama que se aburren horriblemente
al ver a mis parientes compartir el almuerzo y yo me siento sucio
y el almuerzo no era sino cianuro y raticida, y nada extraño pasaba
la guitarra estaba equivocada y te vas a tus tierras, nadie se entera
y el cuadrito no termina, no cesa, no trabaja y no quiere, vive en amarillo
como poquita cosa y ojos ensombrecidos, ensimismado en el rincón
-y solía mirar el animal negro que respiraba en la cortina-
lo colgaban de la viga de la yunta y llegó a viejo con la polea en el techito;
como el fantasma de los inviernos, el que se robaba los juguetes y las luciérnagas
y yo a el lo saludo con amor y me aterro tanto, mucho, de la forma mas dulce,
y ahora ya no tengo juguetes, en los últimos atracos, desapareció la realidad







Dellabú


Hoy tocaba el hartado al mediodía (veremos), no el traidor de crespo o la matraca y anquilosada querida, ni el rápido hurgando en las fosas negras que lo pone a bailar -no a mí, quiero decir- a usted, usted o el otro. Contaba con tres rezos, gritaré, dijo -no te devuelvas (y gritó)- no he vuelto, de pasada voy, y el no verte me da pena; suspiró y el pañuelito le limpia la frente me da pena, quererte -y yo muerta en la hondonada estaba, entera- pensó -perdón-. Se fue el hoy y mañana no vendrá, (y dijo de salida, al cuidador de la noche; el irme es llevarme todas mis pertenencias) el sol, digo, no vendrá, ni las des-com-puestas del mismo. El viejo, el recipiente de años, buscaba el malo, la experiencia la abandonó, en, dicen, lo de siempre y llevó sus maderas a la salamandra de su madre. -Una silla que armaré- dijo la orgullosa aun más vieja que el viejo, y su voz recuerda a los duraznos. No los amarillos, recuérdalo al adolorido, el dedal en su mano y la otra en la tuya. Respira -dijo- botando aire, y respiró mirando la ventana (o a mi?). Pone cara rara y pregunta -que haces tu aquí?- es natural (y no lo era) que pregunte. Dime que has hecho -o des/hecho- en respuestas rápidas y cómodas. El tiempo es oro pa'l que no lo vive solo -dijo-. Su voz me recordaba un vidrio quebrado y si no fuese por su bigote que sobresalía fanáticamente sobre sus labios gastados, me habría parecido alguien totalmente extraño y simpático. Me miré las manos, limpie un poco mis uñas y trague un algo de saliva muy espesa. Parpadee. Una. Dos. Tres veces. Me tome casi un cuarto de hora de su tan dorado tiempo. Y el me miraba como si yo estuviera jodiendolo de sobremanera. En realidad yo no había hecho -ni des/hecho- nada. (creo). Yo cierro todas las puertas, observo por un agujero el farol de la calle, camino y vuelvo. -Nada- dije -no hago nada- y tocó su melodía como si en realidad yo no estuviera haciendo nada…
Y yo sentía que quería estar solo y llovía así despacito, como lluvia de amanecida, pero era de noche y el me hablaba y un rayo pasaba. Y la puñalada en la boca del estomago, ciega, volvía en cada tanto y su rostro, algo mojado, se transformaba con la lluvia que iba aumentando. Tremenda pena, y yo lo miraba y acercándose a mi cara me hablaba así en voz baja y en tono hermosamente penoso contaba como la extraña y pobre vieja le tejía un entero de lana a la bebe y se olvidaba de los puntos por estar tan vieja y rabiaba y lloraba, y añoraba estar con el que murió en la pieza de al lado en la que teje la vieja, y nosotros bajo la lluvia aun podíamos oírla rabiar y nos avisaba que ya iban a dar los goles de colo-colo y el botaba el humo de un cigarro y gritaba “YA” pero no se movía del techito de la puerta y su cara y su boca que no paraba de hablar volvieron a ponerse oscuras y me miraba y esperaba que yo dijera algo y yo no decía nada y volvía a hablar mojándose aun mas la cara en la lluvia y yo sentía que moría y el a la vez reía y recordaba que no era tan mentira y creí que iba a correr quizás mas de tres veces y … camino un pasillito muy corto, aun llueve y lo sé por que la puerta sigue abierta y se oye una música de guitarra y…
Me pedía que eligiera un librito y al parecer aun llovía -las flores y los caracoles del patio, y barro- y echo una mirada y el Invunche me recuerda el temor cuando era niño (y la lluvia caía igual que en aquellos tiempos). Aun me observa por las noches y yo me subo a las piedras -viento seco, el mismo de aquellos sueños, y el pájaro grandioso- desde el cuarto piso hacia abajo con el dolor de abandonar la matriz y cuidadora. Fugitivo, desnudo, y no sabe de historias. Nadie lo espera, y todos saben que vendrá. Viene cual la noche, como manta oculta y nocturna, danzante. -Yo hablo quietecito y la tuerca gira a la manera de los astros constantes y perfectos-. Aparece, aparecen, el frío y el. Déjennos pasar -gritaron- por favor! (Y el viento intenta meterse a la mala por la ventanita del techo). Golpea mas fuerte, que no te oyen en su sueño, golpea mas fuerte te digo! -le dice el viento- y el golpea con ambas manos y en la ventanita a veces por-si-acaso…Y la cortina impide ver mas allá de los sillones. No quiero mentir. No me gusta la idea de inventar lo que no es. Pero llegó…llegaron, y nadie lo(s) esperaba. Yo los observo, palidezco y anoto estas palabras en el libro que me regaló; -“soy un aire helado”- Me pongo a llorar como si estuviera flotando en un témpano o en la punta de tu dedo. Y chorrea y chorrea. Lo oigo de cerca; escucha el ruido -y nada suena-, las piedrecillas en el techo a las cuatro A.M. Y ni siquiera es por el eco, la lejanía de no estar cerca y el árbol empapado pedía auxilio. No fuimos nosotros quienes acudimos, si no los ausentes y allá, mucho mas allá, el grito continua. Y tu dormías, al menos intentabas, solías y podías dormir y yo imaginaba el guardagujas en la estación, con su jardinera muy sucia y el carril afuera el cielo arriba el mar adentro y el humedal falso que nunca pudimos conocer. Hoy saldré por la ventana, la otra vida, el espejismo. Saldré del árbol cual el fruto, a conocerte de nuevo. Hoy mi voz recuerda las arenas y el padre del tiempo, ansioso en su viento nos regala la nada...ánfora contenedora de todo, frasco vacío, como un perpetuo reloj de sales. Todo completamente oscuro y solo se oyen ambos alientos acoplados. -Eres tu?- me dijo -soy yo- le dije. Buscando. Desaparecida, No ha vuelto y no volverá. Desde este punto hacia arriba todo es falso. Desde ahora en adelante comienza el relato vacío...








Dime que has hecho -o des/hecho- en respuestas rápidas y cómodas. El tiempo es oro pa'l que no lo vive solo -dijo-.
Su voz me recordaba un vidrio quebrado y si no fuese por su bigote que sobresalía fanáticamente sobre sus labios gastados, me habría parecido alguien totalmente extraño y simpático.
Me miré las manos, limpie un poco mis uñas y trague un algo de saliva muy espesa. Parpadee. Una. Dos. Tres veces. Me tome casi un cuarto de hora de su tan dorado tiempo. Y el me miraba como si yo estuviera jodiendolo de sobremanera. En realidad yo no había hecho -ni des/hecho- nada. (creo).


Dellabú (fragmento)





Ruido y Silencio (fragmento)


Témpano. La punta de tu dedo. Y chorrea y chorrea. Lo oigo de cerca; escucha -y nada suena- el ruido, las piedrecillas en el techo a las 4 A.M. Y ni siquiera. Es por el eco, la lejanía de no estar cerca. El árbol empapado pedía auxilio. No fuimos nosotros quienes acudimos, si no los ausentes, y allá, mucho mas allá el grito continua. Y tu dormías, al menos intentabas, solías y podías dormir Y yo imaginaba el guardagujas en la estación. Carril afuera. Cielo arriba. Mar Adentro. Humedal.















Hoy saldré por la ventana, la otra vida, el espejismo.
Saldré del árbol cual el fruto, a conocerte de nuevo...
Hoy mi voz recuerda las arenas
y el padre del tiempo, ansioso en su viento
nos regala la nada...
ánfora contenedora de todo, frasco vacío,
como un perpetuo reloj de sales...


















Por lo menos en este momento

Nada, nada, nada de lo que pueda escribir o decir vale la pena. El tiempo. Que pesadilla!. Las propuestas. Los planes. Nada! nada, nada, nada de lo que pueda escribir o decir vale la pena. La sonrisa es tal cual se le ve. Los ojos los mismos, el par. Los dientes que muerden. Las manos, conjunto curioso. El llanto, la lagrima que moja, el dolor, tuyo, mio, nuestro, nuestros dolores!... Nada es lo mismo!. Masturbarse, pensar largos ratos, desaparecer, volver a aparecer, y mojado de lagrimas. Nada, nada, nada de lo que pueda escribir o decir vale la pena...




(yo te prometo, te escribiré, si es que para de llover...)











Vamos a dar una vuelta por ahí?

11/06








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pero me queda, mas aun, el sabor y el resabio de citar el comienzo de tu boca. las infinitass ganas de decir "y eso que ya era de noche cuando llegaste a mis pensamientos". 

vano consuelo.