Agua Verde


Que lindas son las mañanas en las que van floreciendo los espirales del caracol que no ve lo esencial y el perro persigue al gato y el pájaro cantó durmió y se largo en silencio dejando libres a las cuncunas y de ahí las mariposas en sus colores que no tengo que decir ni menos que esconder el tiempo debajo de las alfombras donde se quedan a momentos nuestros sentimientos cuando madrugan los silencios mirando hacia el sol como los cachitos del caracol que son torres diminutas o telescopios hundidos en la humedad alimentadora de insectos que fluyen entre nosotros y entre la luz y que llenan la tierra madre donde brotan raíces destructoras de aceras  y de jardines con flores de aluminio en el mismo rincón de mi verde agua y mi pozo olvidado donde pasaron las personas que he amado y el tiempo que las he amado y bebieron del pozo seco y sus tristes sonrisas fueron como pequeñas estrellas que afirmaron por un centelleante momento las ganas de crear con mis manos tardes que no terminan y ojos que no mienten para que me acompañen a pasear y a cantar las penas que son tan pequeñitas y frágiles que no pretendo distinguir de una mujer callada que solo dejó silencio y la luna es tan grande que no pretendo mentir ni encerrar las ganas de querer mirarla y callar y odiar y recoger piedras de los caminos para irnos y volver lejanos y cercanos y alejarnos de la multitud donde anidan los rencores y las manos duras que rezan de noche y maldicen de dia a la palomas que llevan dentro ternura y dolor en su aleteo como queriendo decir sobre el hombro de un hombre que juntos tu y yo quizás lograremos la paz de algún amanecer de algún loco que esté cuerdo tejiendo antorchas y puentes de este mundo y el otro donde grito silencio y me responde tu voz diciendo que soy las cosas que hago y pienso y pienso que en realidad no es tan así la cosa pues no es tan fácil que yo tenga cachos de caracol como tampoco es tan fácil que una estrella dispare contra nosotros o que una santa valla a parir un cerro pero la vida vive y mata nutriéndose sola y solos debemos seguir nosotros como dibujando un desierto  plano de piedras desnudas y ojos inmóviles actuando a la manera de padre de los cielos y del desierto de los zorros rojizos que vendrán a mi mente en la venideras noches veraniegas y febriles donde los recuerdos de Febrero serán paño de agua fría en la frente y sudor y calambres en mi actitud indiferente pero triste que afirma mis gestos y mi cuerpo y mi alma te dicen entre susurros que yo no creo nada...








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