Un dia como cualquier otro.

Desperté pensando que era un dia como cualquier otro. por la minima ventana entraba una timida luz, parecia el sol, pero para estar seguro descolgué la cortina con mi brazo derecho, pues el izquierdo me dolia por la noche anterior. no tenia caña ni sed, lo que significaba que era un dia tranquilo. la luz se alojó perpetua en la pieza, la cama fue echa con el mismo brazo que sacó la cortina. Un pedazo de vidrio que esta hace años encima del techo que da hacia la pequeñisima ventana brillaba con un timido rayo de sol y emanaba reflejos cegadores en cada tanto. al cabo de media hora el humo de incienso se proclama mi compañero y se desplaza suavecito sobre la cama. eran las 11 creo, quizá las 12. a esa hora no hay ninguno de los que viven en la casa. no me bañé, no lo creí necesario. solo me vestí con lo que encontré. que mas da, es un dia como cualquier otro -repetia mi mente-. pasado el rato las necesidades humanas me invaden, el hambre me traiciona y generaba en el aire un tierno olorcito a pan tostado, y las ganas de verte hace que la sangre se esconda en las zonas mas cavernosas de mi cuerpo con espasmos libidinoso. como de costumbre no tenia plata en los bolsillos, y menos tenia algun panorama armado para la tarde, asi que decidí pasar este dia - como cualquier otro- leyendo y tomando agua, un ejercicio digno de los monjes tibetanos. me paseo un rato por la casa vacía. me recorre esa sensación agradable de saber que estoy solo, sentado en el mismo patio que alguna vez me vio crecer. alla a lo lejos, unas 5 casas mas allá se oye un correteo animal, un turba de 4 patas maullando y gritando, yo escuchaba atento pegado al suelo. en eso salta desde la escalera el gato blanco y negro que siempre me espera fuera de la puerta en la noche, tenia una herida en la oreja y los ojos felinos agitados y rabiosos. el gato se fue al lugar donde quien sabe van los gatos cuando estan nerviosos, yo por mi parte me propuse por fin terminar todo lo que se me acumula por leer y escuchar. el sol a esa hora carcomia el techo bajo de latón. un aire torrido echó al humo de incienso y se encargó de que mi cuerpo se sintiera en un sauna. me largo de aquí- pense rapido-. el camino hacia el parque también fue seguido por el aire de turbinas de avión, nada se movia, todo estaba totalmente inmovil. los cables de la luz apenas se rosaban unos con otros y los papeles que ensucian la calle parecián adornos pintados por el mismisimo Dalí. antes de llegar al parque, mi camino se desvia hacia la esquina donde las cosas pa meterse al cuerpo se sacan de alguna parte -como dice la canción-. ahora ya listo y cargado de ilegalidades y libros me toca saltar la reja del parque, pues aunque la entrada quede a la vuelta de la esquina no se puede desperdiciar un poquito de adrenalina gratis en esta vida paralela. son 8 simples pasos; pie izquierdo arriba, pie derecho afirmado en la barra de fierro, mano derecha en el soporte, mano izquierda en el arbol, mano derecha en el poste de luz, pie izquierdo y derecho encima de la reja, pie derecho abajo, pie izquierdo abajo, resultado; mi cuerpo feliz y entero al otro lado del pavimento, parado en plena hierba y la reja en mis narices. ahora, a que lugar voy?, parque chino?, la laguna?, la pradera?. el parque se vuelve galaxia de oportunidades para estar solo, o quizá para encontrar compañia. llego a una banca y enciendo mi viaje a distraerme con la certera convicción de que el hambre sera gigante en un rato mas, pero nada importa, en esto se gana y se pierde. wow! las ganas de lectura e inspiración me comen vivo, no puedo esperar, me acomodo en la banca pero no sin antes vigilar (de puro perseguido) que no venga nadie desagradable. acto seguido, tomo el primer libro que veo y al cabo de la primera pagina tragada por los ojos empece a recordar por que para mi todos los dias son iguales, recorde por que me levanto y el sol me molesta, por que me agrada tanto estar solo. recordé también por que hay un vacio enorme que no se llena. en fin recorde que la lectura es el unico medio por el cual puedo alejarme del psicoseo. y mi miedo mas grande se volvió realidad. estabas presente hasta en el primer parrafo de la insensible historia del libro ese. Ni pensar en leer los demás libros. sería un suicidio.
Es en esta parte de la historia donde me empiezo a comer los puntos y los tildes la escritura se vuelve deseperada e inconexa sin sentidos como si yo fuera winston y la banca el gran hermano vigilandome como si la primera hoja de ese libro fuera un baile tuyo que me come y me traga sin masticarme y luego me vomita todo usado y sin esperanzas en alguna calle de este andrajoso barrio como si haber despertado hoy era realmente haber despertado en un dia como cualquier otro mi mente se referia a las matematicas del 2 mas 2 son 5

es verdad
fue un dia como cualquier otro.

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