Era anocheciendo, casi en verano, (y yo
sentía que eran mis palabras), no llamó a nadie
y lo descolgaba, “para alejar la
materialización de la indiferencia”, y me apuraron
me puse triste -Carlitos no es malo, no
le grite, por favor- el día que yo no existía
con el clavito en el cerebro, el ruido en
los oídos, la pequeñita y revoltosa retórica
la mentirosa, antepenúltima y ni eso,
vacío repleto, y las compañías de las noches
en la misma manera, y hablar de
política-música-sexo-drogas-infancias/necesidades
mentiras interesantes, amantes baratos,
-y me veo corriendo, loco y ágil, no se donde
y cerraba los ojos en cada tanto-, y me
nombraba al amanecer, buscándome y yo reía
pero prefiero concluir, ir y venir, te
digo, así mismo, como cucaracha en la cuneta
y la fila de hormigas sonaban, si; me
pesan los pies, se arrastran -ellas, quiero decir-
las hormigas y se apuran, y también a mi,
y vuelvo a estar triste, tanto y mas
vamos a buscarlo?, las monedas no sirven,
vamos, quieres? -NO- quieres? -NO-
quieres? -NO-, pero entrégame el nicho,
el pequeño lugar, la pintura de tus dedos
que yo nunca escuché de aquellos seres,
el recuerdo más dulce y doloroso del momento
el pabilo que se consume de a poquito
entre tanto que no es nada, y yo soy uno mas
si, eso es lo que soy; y tu eres igual al
resto de la gente, no escapas a ninguna realidad
eres lo que fuiste, y serás todo lo
contrario, como si el espejo se quebrara a propósito
como si los pájaros cayeran al mar en picada
y nunca salieran a flote; pero se dice
que la neblina aparece en Agosto, quizás
en Julio, y que dura lo que dura el agua en serlo
y al pensarlo siento que tengo los pies
mojados, pero no ha llovido, y comprendo entonces
algunas cosas incomprensibles; “nunca volveré
a confiar en los encuentros casuales”.
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