Aire, tu.




Pienso
que tu
me vas a
dar tu aire, sangre
nueva, se que me darás
tu aire, ojos rasgados, se
que me darás tu aire, aerolito
y me vas a dar tu aire, alas cortas
se que me darás
tu aire, tu nombre          tu aire, tu
tu aire, tus alas             tu aire, tu
tu aire, nada                 tu aire, tu
nada                            tu aire, tu
nada de nada
nada de nada












Me miras y me besas a través del aire
te miro y también beso el aire que besas
y ya no te acercas ni me tomas las manos
ni ríes metamorfoseando las pupilas
solo me miras quieta como un rayo de sol

Yo me limito a mirarte y a odiarte mucho
pero mientras mas te odio mas besas el aire
y el aire queda con un pequeño aroma a ti
y no puedo evitar amarte en este silencio
cuando me miras quieta como un rayo de sol









La sordera es la mejor compañera

Tu que muestras dientes indefensos, toma mis ansias
y contamina mis aguas de tus risas y un poco menos
sacúdeme todos tus rastros de la cara y la boca
recuérdame que no existen culpables, senténciame
que yo no soporto verte huir de la mano con otro.










Conceptos, palabras y ebrias metonimias utilizadas en una conversación habitual de día miércoles

-síntomas y efectos
-vulnerabilidad social
-relación entre información y enunciado
-política y vida simple
-poesía y retruécano
-ejemplos descolgados
-infinitomancia
-clarividencia
-intempestuosidad
-malapata
-agudiversificación
-problematizaciones
-despositivación del hecho postulado y rígido
-ley
-homogeneización
-sujeto-objeto
-realidad relativa
-conocimiento falsificado
-comprensión humana
-manerismos
-libertad
-aqüeduchas
-hipertextualprolijamiento
-aproblemado
-diferente
-forma colaborativa
-cambio de roles
-amor
-si
-amor
-no
-transformetilcelulosopondriacardiazacionadamente
-nunca
-mismo
-catalizador
-transformación de la sociedad
-ridiculez
-conchetumare
-muerte por autocercioramiento
-placer
-awzioñeslloyengd (inentendible)







No se que pasó entre medio, decirle; entre esto y lo otro…

Camino a través del aire
el recuerdo del barquito
el beso en la mejilla
la luna amarilla por la noche
pero en la cabeza no
no mas flores por favor
para saciarte las ansias
yo tengo un mar para traerte
y me das las gracias
-y las des/gracias también-
amor, no mas, por favor…

 

.




                                                                                                  
Un cuento es lo que le contamos a un niño para darle la comida, y a los adultos para que nos la den…

H. Müller.






Yo!




Yo soy mi corazón y mi coraza, el que estuvo vivo mucho tiempo, el animal extraño, las mentiras, quien decide, el anhelo y otros, y las cuerdas que faltan, el puñadito de alma-buena que se mecía en las galeras, el que recogió las cuerdas, y el que entre la maleza desaparece, el pájaro retenido y nunca abatido, los sorbos largos y cortos, una mañana de vientos, una tarde de soles, a solas, y las lunas de las noches, muchas mas, siempre despacio, el sucio, el oscuro los domingos, y los sábados en situaciones, fallecido, perdido, feliz, el inmensamente ebrio de azules, aturdido, el incomprendido, enamorado, soy otras voces, otros besos, otras veces, soy yo!, mírame, amor, mírame, soy este momento, el color desconocido, el pincel viejo, el dibujo con borrones, el experto en el arte de usar y dejar, la mejilla sonrojada, el suelo en las narices, el escupo hacia el cielo, el aullador desenfrenado, el silencioso, el calladito, el menor de siete mil millones de hermanos, y el que ninguno de ellos conoce, amor, nadie, soy, nadie, y pensaba nunca serlo, pero soy yo!, el que escribe, soy yo, las dos de la mañana, el que se queda a dormir contigo, el que no te ha visto en millones de horas, el que sonríe, el que falsamente sonríe, como una flor de plástico, el insolente, el sexo químicamente raro, el advertido, el que no sabe lo que dice, el que dice nada, el que desconfía toda la vida, la mala acción del día, la buena a veces por si acaso, el que mata al resucitado, la herida y el dolor de la misma, la felicidad en dosis de 500 mg, uno que otro error, varios aciertos, ningún resultado aun, soy mis ojos, lo que ven y no existe, lo que ven y que rozan, lo que ven y se aleja, el espejo de pupilas, soy mi cuerpo, soy lo que tengo, soy lo que soy hoy, el que estuvo vivo mucho tiempo, soy yo, amor, imbécil amor, soy yo, el que se ha asesinado.






Barco de Maní




Le había pedido a mi madre que no apagara la luz. Yo lo presentía. Se venia oyendo desde el fondo de la noche. Ella apretó el interruptor sin hablar nada y cerró la puerta. Sus pasos en la escalera eran cada vez más ajenos. El cuarto estaba oscurísimo esa noche, mas de lo habitual. Por el agujero del techo se asomaban incrédulos algunos murciélagos que viven ahí. Mi hermana chica dormía hace ya un rato. Yo estaba a punto de caer al sueño profundo, pero aun estaba algo despierto, en un cierto estado de vigilia. Allá afuera, en la calle, por el lado de la cancha, un carrito de maní, de esos que tienen forma de barco, durante varios segundos, soltó un aullido a la manera de un buque pequeño, un grito agudísimo, incontrolable, que me atravesó la cabeza, exhalando una columna de vapor blanco y caliente hacia el cielo nocturno. Algo iba a suceder, yo lo presentía, y en cuanto el barquito de maní cerro su garganta caliente, un rugido subterráneo y lejano se acercaba como si fuera un corazón gigante que late en la oscuridad cercano ya a reventar. Un temblor de la tierra nos cayó encima sin darnos tregua. El cuarto piso se mecía violento y los murciélagos huyeron por el agujero del techo sin mirar hacia atrás. Mi hermana despertó llorando, confusa y aterrada. Yo no estaba menos asustado, pero guardaba algo de calma esperando que mi madre subiera la escalera y con su voz nos tranquilizara. Pasaron algunos segundos y mi madre no abría la puerta. Tome a mi hermana y bajamos la escalera, mientras el temblor aun quería hacernos caer desde lo alto de los peldaños. Cuando llegamos abajo, las últimas oleadas subterráneas se paseaban por la casa, movían los muebles y le sacaban mas lagrimas a mi pequeña hermana. Nos sentamos en un sillón y nos abrazamos. El silencio duró unos segundos hasta que se alzaron las voces de algunos vecinos y vecinas de los pisos de abajo. Mi madre no estaba por ningún lado. Yo sabia que no volvería, pero en todo momento le decía a mi hermana con voz tranquila que ella estaba en camino, que no nos dejaría solos. Nos quedamos en ese sillón, a oscuras, con la luz de la luna entrando por algunas ventanas, y agarramos algo de calor abrazados. Al cabo de un rato, mi hermana nuevamente dormía profundo, aunque con pequeños saltos y palabras al aire que buscaban protección. Luego volvió la luz, pero llegó sin mi madre. Asustado y cabeceando a momentos, abrasé a mi hermana para dormir. El grito humeante del buque manicero se oía aun en la calle. Lento, silencioso, asustado como nosotros. Intente dormir tratando de saber si el barquito nunca se había movido de ahí, o si era solo mi imaginación… 








Sueño 21/11



Llegué. Es la casa de los maitenes, donde yo solía vivir. Vamos a tocar ahí. Y tú estas sentada al pie de la escalera, apoyada en una especie de mesita. Llegué y te vas enseguida, te vas por la escalera hacia el segundo piso. Y con la ilusa idea de estar cerca de ti me escapo también hacia no se donde. Hace frío, el cielo esta nublado, aún es temprano. Camino por el pasaje principal y siento una nostalgia hermosa, y la gente no me conoce y yo no los conozco a ellos. Fugazmente recordé mi infancia (si es que a algo se le puede llamar así). Se divisa el final del pasaje y tu vives ahí, conozco tu casa, se que es al final, la ultima, y pienso en que como es posible que fuéramos vecinos y nunca lo supimos. No llegué hasta ahí, no me atreví y entro a mi antigua casa. Es un misterio, esta toda oscura, dulcemente aterradora, sombría, como la última vez que estuve ahí para luego abandonarla antes que sea derrumbada. Hay mas gente, algo de ruido. Siento ganas de gritar y aún no te encuentro. No me quieres mirar, no me quieres hablar, no quieres saber, no quieres sentir. Lo se, de alguna manera lo se. Voy al segundo piso, el lugar que fue mi refugio alguna vez. Es diferente, muy diferente a como era en realidad. Estas nuevamente apoyada en una mesita, hablas con mas personas. Estas muy bonita -lo típico . Intento acercarme de improviso y no puedo. No me dejan. Saco de mi mochila algo para comer y me siento a tu lado. Siento enormes ganas de llorar, de mirarte, de desaparecer, de que la casa se derrumbe nuevamente, de ser una vez más un niño, de nunca haberte conocido, de caerme en bicicleta, de ser quien no soy. Tú no me miras ni me hablas. No te ofrezco nada de lo que tengo, por que no tengo nada. Antes de pararme para ir a tocar, me tomas la mano sin mirarme. Siento tu calor por breves segundos. Yo me escabullo intentando hacerme invisible. La felicidad me invade y es muy difícil intentar ponerla de acuerdo con la tristeza…
Despierto. 















Las letras esta noche...

Seguramente te acuerdas del tremolo
estuve a punto de…
pero yo tuve una historia de amor
(con palabras hondas, paliduchas)
y no fue (no puedo, no podemos)
lo sé, lo sé, lo sé , no sé
componer por necesidad
por argumento
en sí, sin desmerecerlo
como la explanada
un poquito mas grande quizás
a sangre, golpear la mesa
tallarines sobre ella y un plato
recorrido, explícame lo que oía
era de aspecto parecido
que distinto y contaminado
doce, veinte, todos, mil doscientos
idiota, callado, sentía vergüenza
mucho tiempo estuve sumergido…









Los amantes momentáneos coquetean, ríen, se abrazan
se besan, corren como niños eufóricos
toman vino traspasado de una boca a otra
Yo fui un amante de esos, desenfrenado y loco
y mi amante amarilla de ojos rasgados
hallo otro amante en un paradero de micro
Los amantes hablan, se miran entre parpados risueños
comen mantequilla de maní, se chupan los dedos
Los amantes momentáneos, cuando lleguen a sus casas
tendrán comidas, alegatos, hermanos y mascotas
que les preguntarán con voces intranquilas
Como estuvo tu noche? Estás bien?
Yo llego a mi casa y la imagen de los amantes
con sus pies enrredados es mi compañera nocturna
Nadie tiene interés por saber sobre mi noche
no tengo hermanos ni mascotas cerca
“Tenís mucho frío?” (Pregunta con voz segura)
y la lágrima cae calientita abrigando mi mejilla
No es la primera vez que los amantes
se encuentran en ese paradero, no es la primera vez
-quiero decir- que los observo y pasa el viento
desde atrás, doblando por la callejuela
Y ahora los amantes momentáneos se sientan y se abrazan
para hacerse pequeñitos, se envuelven en sus chalecos
en un intento desesperado por camuflarse en la noche.





A Leonardo Favio




Fuera del congreso argentino
le dejan flores a Leonardo Favio
Que otra cosa se puede hacer?..
Estoy muy negro hoy
después de mucho tiempo.
Y cuando yo sea viejo, cercano a la muerte
como un mueble ruidoso y amable
las flores que le han dejado a Leonardo Favio
habrán avanzado y marchitado en eso
Y si miras al caballero, lo verás como
el porvenir, como un descubrimiento enfurecido
tal cual las flores que no han sido regadas
en la tumba de Leonardo Favio
cuando yo haya muerto. 








Variación

Hoy te quiero más que nunca.
Creo que te quiero
desde antes de despertar.
Despierto temprano y ordeno todo
y preparo la comida
como si fueras a venir
como en aquellos días.
Por cierto, en aquellos días
solía quererte más que nunca.
Pero en estos días
solo te quiero a veces
como hoy por ejemplo
que te quiero inmensamente
mucho más que nunca
mucho más que ayer
y mucho menos que mañana









Estaba loco por leerla, por creerle, te lo juro
pesaba como el humo del cigarro, -que necesitas?-
y la tapita rueda mesa abajo, -quien esta ahí?-.
Ah, no lo sabías, Don Nano dice que es El
y tiene mas historias de juventud-vejez y muerte
y trabajaba de lo menos, es muy difícil, no me crees?
Vamos a ser los otros po’, a los buenos no les creas
no aún, es tarde, y la vida tal cual, no?
y El la prostituía, le decía con voz honesta
discúlpame, pero esta huea’ es Tu y la gente.
-Aquí la gente se muere-.
Y se perfilo con la negra, le tomaba la mano
ahí empezó su declaración y al rato
se quedan dormidos, y despertaste enseguida
con la boca abundante de peleas y odios.
Tan! Tan!, como una especie de Amarillo
suena ella, coqueta, imbecil, encantadora
dispuesta a golpearte, sagrada, con las alas cortas
y le faltaba el aire (imagínalo, así, mucho)
pero cuando me arrepentía, se liberaba
del bruto animal, escondiendo la cara.
Ya salió! y la desolación es el eco en la pared
-definitivamente no creo en nada-







Me dan verguenza; los
tallarines

(panico imitado, dubitativo y de ojos grandes
y algo de salsa encima para que no se sientan solos)








Siempre hay sombras, siempre hay una espalda
y ebrio habitual, casi yo, otras veces mas a oscuras
siempre





Y Como No?


-Te espero mañana, si?
Si! (si Dios quiere)

-Dios va a querer
si no,  lo matamos!...










No se a quien extraño
Son todos inocentes


(Sentencia)






(Voy por el otro)



  Se han abierto las risas
y el brebaje

Permiso!




Quedamos?



 -Entre las nueve y las tres-
pregunto;
             que haces...?
(mas de treinta veces)








Hoy sentía ese vientecito primaveral mientras pedaleaba, me llegaba en la cara, fresquito, -que siga, que siga-, (y entonces seguía), y era el recuerdo del mismo vientecito de la niñez y las rodillas sucias y los codos gastados y las encaramadas en la pandereta buscando volantines olvidados y fracturados, y del sol quemante por la mañana, y por la tarde el vientecito aquel, hasta la noche, como ahora, como esta noche, que aun invita a mi vientecito a refrescarme la cara pedaleando. Ahora no pedaleo, ahora escribo, y la noche ésta, me dice que es buena, -no tu, si no ella. La noche, digo- yo la siento así, y me siento perdidamente feliz, y creo que nada es como ayer, y yo tampoco, yo hoy soy como hoy, y hoy el vientecito me espera para ser conmigo, y la nochecita quizás también, solo debo alcanzarla (por la noche, cuando caiga), pero yo era un niño, era un enano, de cara sucia y malos modales y solo debía dar un saltito para tomarla, pero huía y decía “tranquilo, ya vas a crecer”, y hoy, pedaleando, el vientecito me frenaba para no alcanzarla nunca, y yo reía ante tal jugarreta, y las pisadas me siguen, desde la niñez que es así, y aun, perdidamente feliz, miro hacia atrás y veo pasar el vientecito preciado que remonta las casas y los techos de lata, y me pongo a bailar con una escoba, y la miro a los ojos -lindos ojos de madera- y a ratos bailo solo, y subo el volumen de la radio en esa canción que me gusta, y toco mis tambores y el teclado se queda mudo un rato y luego gime de dolor (y a mi también me duele, casi tanto como a el,  me duele que no sepamos entendernos y que nunca hallamos congeniado, lastima…) pero en el techo mi gata respondía intranquila, y yo, también en el techo disfruto del mismo vientecito ya nocturno, tranquilo, y mi gata no, y las luces de la cuidad hoy (por la noche) son bonitas y la ciudad lo mismo, y siempre me vuelvo a equivocar, pero hoy no, esta noche no, mañana quizás lo haré de nuevo, por que no sé si mañana el vientecito me esperara para ser juntos y tampoco si se mañana yo esperare la noche para subirme al techo que no tiene volantines (pero si una que otra lagartija fugitiva) y tampoco sé si mañana escribiré o si tendré otros recuerdos, y yo no se, no se, no se, pero me preparo por si acaso, y me saco toda la ropa y miro el cielo durante largo rato, y recuerdo a mi madre, a mi hermana, a ellos, a ti, a los otros, no, a ellos no, y las caras sucias y los garabatos a escondidas, los juegos infinitos y las tardes inagotables, todo eso y mas entre algún sollozo y otras risas profundas, y pido perdón a quienes no entiendan esto, quienes no entiendan mi vientecito (nuestro, en realidad) pido perdón a los muertos de mi alegría, a los vivos de mis penas, a las luces de la ciudad, pido perdón a mi madre, a mis sobrinos, a mi hermana, a mi gata, a la luna, al viento, y por supuesto, me pido perdón a mi, si, a mi, y salgo caminar y me pido perdón, perdón por encararme de este modo, pero me han contado que… 















.-


Era anocheciendo, casi en verano, (y yo sentía que eran mis palabras), no llamó a nadie
y lo descolgaba, “para alejar la materialización de la indiferencia”, y me apuraron
me puse triste -Carlitos no es malo, no le grite, por favor- el día que yo no existía
con el clavito en el cerebro, el ruido en los oídos, la pequeñita y revoltosa retórica
la mentirosa, antepenúltima y ni eso, vacío repleto, y las compañías de las noches
en la misma manera, y hablar de política-música-sexo-drogas-infancias/necesidades
mentiras interesantes, amantes baratos, -y me veo corriendo, loco y ágil, no se donde
y cerraba los ojos en cada tanto-, y me nombraba al amanecer, buscándome y yo reía
pero prefiero concluir, ir y venir, te digo, así mismo, como cucaracha en la cuneta
y la fila de hormigas sonaban, si; me pesan los pies, se arrastran -ellas, quiero decir-
las hormigas y se apuran, y también a mi, y vuelvo a estar triste, tanto y mas
vamos a buscarlo?, las monedas no sirven, vamos, quieres? -NO- quieres? -NO-
quieres? -NO-, pero entrégame el nicho, el pequeño lugar, la pintura de tus dedos
que yo nunca escuché de aquellos seres, el recuerdo más dulce y doloroso del momento
el pabilo que se consume de a poquito entre tanto que no es nada, y yo soy uno mas
si, eso es lo que soy; y tu eres igual al resto de la gente, no escapas a ninguna realidad
eres lo que fuiste, y serás todo lo contrario, como si el espejo se quebrara a propósito
como si los pájaros cayeran al mar en picada y nunca salieran a flote; pero se dice
que la neblina aparece en Agosto, quizás en Julio, y que dura lo que dura el agua en serlo
y al pensarlo siento que tengo los pies mojados, pero no ha llovido, y comprendo entonces
algunas cosas incomprensibles; “nunca volveré a confiar en los encuentros casuales”. 











Me atraparon. No se como. Y me llevan a la colina a sacar resquicios de margaritas y manzanillas (que por lo visto, ya están prohibidas). Es hermoso. Aun queda vegetación y sin que se den cuenta me alejo un poco y contemplo el mar furioso que se mece con tonos verdosos y azules y digo a no se quien “mira que azul está el mar por aquel lado”. Nadie me responde. Esta prohibido hablar en voz alta. Siento un miedo constante. Y vuelvo a arrancar maleza y pequeñas flores. Estoy vestido con un overol desteñido. A mis espaldas esta un acantilado con árboles impenetrables y abruptos y delante mío hay una montaña, no tan alta. A mi derecha me doy cuenta que hay una línea de tren que sube directamente a la montaña y hacia el otro lado, mis espaldas, cae al mar.
La línea, subiendo por la montaña, y no muy lejos de donde estábamos nosotros, pasa por debajo de un arco muy bonito, antiguo, grandote, algo enmohecido por la vegetación que lo rodea. Siento que está todo mal. Que todo está prohibido y que aquel paisaje iba a desaparecer pronto. No entiendo que época es. Donde estamos. Por que estoy ahí. Por que me atraparon. Por que siento este miedo terrible. Se acerca un guardia y por su presencia se que nos odia a todos y vuelvo a mirar el suelo en busca de brotes para arrancar. El tren no pasó nunca. No se si existirán los trenes aun. Oscurece y aparece alguien a quien no puedo mirar directamente su cara. Todos se ponen muy nerviosos.
Estamos en una sala amplia, oscura y solo se pueden ver nuestras caras iluminadas por el brillo que emiten las pantallas que tenemos al frente, puestas en los pupitres. El personaje del final de la sala, con una pantalla también frente de el, nos habla y nos dicta ordenes. Tampoco puedo distinguir su rostro. El miedo nunca se va. En mis manos tengo algunos lápices, un teléfono y otras cosas que no distingo. Intento utilizar la pantalla para enviar un mensaje a alguien y decirles que estoy atrapado, que me busquen, que tengo miedo, que no se donde estoy. Pero es imposible. No he mirado hacia atrás, pero sé que hay personas vigilándome sin césar. Se acerca aquella figura principal a mí y me pide que le muestre mi trabajo. Yo guardo silencio y me dice “muy bien, continua”. Miro a mi lado y hay un gordito que toma su teléfono e intenta llamar a alguien desesperadamente (ahora que lo recuerdo todos teníamos un teléfono, pero utilizarlo era algo muy peligroso)
Lo toman por la espalda y el gordito palidece. El miedo se agranda. Siento los parpados muy apretados.
Y al instante hay algo de luz de verdad. Presiento que cerca hay una puerta y la escalera que voy bajando es de metal, blanca con las barandas rojas. Simple, nada especial. Se siente algo de ruido de ciudad, bocinas de autos, gente. Llego al final de la escalera y está la puerta abierta. Una puerta o mas bien un portón abierto. Hay una calle alumbrada por el sol, algunos kioscos, gente pasando, unos taxis. Mi cuerpo estaba helado, quieto, aterrado. Era muy fácil escapar, pero de alguna manera yo sabia que atravesar esa puerta era igual a morir. A mi izquierda hay una puerta más pequeña, blanca que estaba cerrada. La abro y hay una especie de cocina. Un refrigerador, una mesita en el centro, cuadrada con un mantelito y otras cosas. En la mesa estaba sentada la Valeria, riendo como si nada pasara. Sentí un millón de sensaciones y sin preguntarle nada le cuento que estoy atrapado que no se donde estoy, que le digan a mi madre que ya volveré (se corre entre las voces que me rodeaban que son solo tres meses acá, luego nos liberan para ver como nos portamos). La Valeria se ríe y me dice que no le de color. Yo me empiezo a poner desesperado, puesto que me alejé del grupo y las cámaras de vigilancia. Le digo nuevamente con mas fuerza, casi llorando y ella no cambia su risa. Ahí me di cuenta que todo era falso. Ella no era la Valeria. Y salí de aquella cocinita y aún estaba la otra puerta abierta, pero la escalera que me llevaba hacia arriba, de donde había venido yo y me escapé, tenia una pared luego de subir unos cuatro o cinco escalones. Una pared blanca, gruesa, impenetrable.
Tengo un lápiz en mi mano y con el escribo algo en esa pared, algo que no pude entender claramente. Al instante, de los costados de la pared, aparecen letreros, alarmas y una sirena horrible que grita “objeto anormal” “objeto anormal” y los letreros ponían lo mismo. Aparece un guardia muy alto y apaga todo el bullicio. Mi mira con cara de mono y me ordena que suba (la pared había desparecido). Subo (por lo menos eso creo) y hay una larga fila y me pongo en el primer lugar. Nos obligan entrar de a dos al baño y yo entro con Jaime a quien no veía hace años. (Jaime es mormón y muy bueno, así que le pregunté a el por que estábamos acá, que habíamos hecho, por que sentíamos tanto miedo. el no me respondía nada, solo intentaba llamar por su teléfono y miraba de reojo por la puertecita que no se podía cerrar completamente) y la figura principal se hallaba al otro lado de la puerta inmóvil. Yo le decía a Jaime que esto era inhumano, horrible, que no lo entendía. Y yo intentaba mear y no podía.
Hay unas cuantas camas, me acuesto en una que la cabecera da directamente hacia una caída vertical (empieza a darse forma  un poco a este lugar). Hay otras gentes que se están acostando en las otras camas. Ya no siento tanto miedo. Creo que nadie lo siente. Todos hablan un poco mas. Se miran los ombligos, rezan. A mi lado hay una mujer que no conozco y luego se acuesta a mi lado con una tabla de surf. Me dice que mañana ira a un concurso de surf con alguien mas. Y yo no lo entiendo. (También recuerdo que alguien dijo que al parecer estábamos cerca de Antofagasta, y que nos soltaban los fines de semana. A lo que yo pensé; “por que nadie se ha escapado, si los sueltan? es tan fácil como huir un día de esos. Pero si nadie lo había hecho es por algo. De todas maneras, cuando me soltasen lo intentaría). Miro hacia la luz potente que está en el techo, y a contraluz apareces tú y me dabas un besito. Parece que conocías a la persona que se había acostado con la tabla de surf a mi lado por que conversan algunas palabras y se abrazaban. No me decías nada y yo tampoco (creo). Y te metías conmigo a la cama y sentía yo tu calor. Definitivamente ya no había miedo.
Despierto…









Se supone que debo estudiar -tres informes y una prueba- para mañana. una de la tarde
y escribo todo con acento y puntos bien puestos, aspectos formales -le dicen-
podremos vivir juntos? (pregunta Touraine con tono de persona importante y preocupada)
-yo miro pa otro lado. no lo pesco. y me sigue con la mirada-, su modernismo
es dolorosamente post-moderno y aun no entiendo que quiere decir con democracia
y están los educadores participativos con cara de boy scout y los procesos de nivelacion
por otra parte, y entre todo eso Libertad es abstracción pura en unas ocho lineas
y en las escuelas los niños aprenden a llorar y de tanto y eso, ya nadie llora
y sonrien con tenazas ajustadas sus cabezas. ciudadano cliente. ocho horas diarias
años después en la comisaria y la maquinita horrible y la corbatita que va con las calcetitas
de su perfecto pantalón verde ultra-planchado y su plaquita que automáticamente
incita a disparar -y ellos no son quienes mueren, y nosotros todo- y por la noche
revientan casas, protegen otras, golpean borrachos, pervierten sus fragiles mentes
y quedan intactas sus conciencias. las once de la noche. no hay palabras. ninguna otra
y la mala nota se hace presente cuando...







La verdad como no-verdad.
Libertad; negación de la negación.
La verdad creada por el poder.
El poder que impone la verdad.
Libertad es escribir en la pared
La lógica de dos mas dos son cinco.
Libertad, entonces, como crimen
Caos único y perfecto…




Cuarto Piso (el pasillo del silencio)






Me siento como un “desterreado sencillo”, como la aguja y la carne
y el ay del pinchazo, el dolor, atado en (y para) el, y no cae
-respira, y unas cuantas-, entonces tira y tira, pero no lo desprecies
guárdalo en tu cajoncito, el vacío, viene y se va, nos vamos
y otro sorbito de sobra (y otro) para el otro que no soy -ni fui-
el pálido, el flaco rucio, y que ya no lo ven pasar, “no queda de otra”
y su explicación le rozaba la boca, -y yo no puedo- lloro despacito
como una lluvia de otoño, y no me dejan, y me escapo, insisto
en el sabotaje a propósito en la maquinita, el ruido en los oídos
los cincuenta y tantos clavos y los dos metros de tierra, usar los dientes
con los bichos que viven bajo la cama que se aburren horriblemente
al ver a mis parientes compartir el almuerzo y yo me siento sucio
y el almuerzo no era sino cianuro y raticida, y nada extraño pasaba
la guitarra estaba equivocada y te vas a tus tierras, nadie se entera
y el cuadrito no termina, no cesa, no trabaja y no quiere, vive en amarillo
como poquita cosa y ojos ensombrecidos, ensimismado en el rincón
-y solía mirar el animal negro que respiraba en la cortina-
lo colgaban de la viga de la yunta y llegó a viejo con la polea en el techito;
como el fantasma de los inviernos, el que se robaba los juguetes y las luciérnagas
y yo a el lo saludo con amor y me aterro tanto, mucho, de la forma mas dulce,
y ahora ya no tengo juguetes, en los últimos atracos, desapareció la realidad







Dellabú


Hoy tocaba el hartado al mediodía (veremos), no el traidor de crespo o la matraca y anquilosada querida, ni el rápido hurgando en las fosas negras que lo pone a bailar -no a mí, quiero decir- a usted, usted o el otro. Contaba con tres rezos, gritaré, dijo -no te devuelvas (y gritó)- no he vuelto, de pasada voy, y el no verte me da pena; suspiró y el pañuelito le limpia la frente me da pena, quererte -y yo muerta en la hondonada estaba, entera- pensó -perdón-. Se fue el hoy y mañana no vendrá, (y dijo de salida, al cuidador de la noche; el irme es llevarme todas mis pertenencias) el sol, digo, no vendrá, ni las des-com-puestas del mismo. El viejo, el recipiente de años, buscaba el malo, la experiencia la abandonó, en, dicen, lo de siempre y llevó sus maderas a la salamandra de su madre. -Una silla que armaré- dijo la orgullosa aun más vieja que el viejo, y su voz recuerda a los duraznos. No los amarillos, recuérdalo al adolorido, el dedal en su mano y la otra en la tuya. Respira -dijo- botando aire, y respiró mirando la ventana (o a mi?). Pone cara rara y pregunta -que haces tu aquí?- es natural (y no lo era) que pregunte. Dime que has hecho -o des/hecho- en respuestas rápidas y cómodas. El tiempo es oro pa'l que no lo vive solo -dijo-. Su voz me recordaba un vidrio quebrado y si no fuese por su bigote que sobresalía fanáticamente sobre sus labios gastados, me habría parecido alguien totalmente extraño y simpático. Me miré las manos, limpie un poco mis uñas y trague un algo de saliva muy espesa. Parpadee. Una. Dos. Tres veces. Me tome casi un cuarto de hora de su tan dorado tiempo. Y el me miraba como si yo estuviera jodiendolo de sobremanera. En realidad yo no había hecho -ni des/hecho- nada. (creo). Yo cierro todas las puertas, observo por un agujero el farol de la calle, camino y vuelvo. -Nada- dije -no hago nada- y tocó su melodía como si en realidad yo no estuviera haciendo nada…
Y yo sentía que quería estar solo y llovía así despacito, como lluvia de amanecida, pero era de noche y el me hablaba y un rayo pasaba. Y la puñalada en la boca del estomago, ciega, volvía en cada tanto y su rostro, algo mojado, se transformaba con la lluvia que iba aumentando. Tremenda pena, y yo lo miraba y acercándose a mi cara me hablaba así en voz baja y en tono hermosamente penoso contaba como la extraña y pobre vieja le tejía un entero de lana a la bebe y se olvidaba de los puntos por estar tan vieja y rabiaba y lloraba, y añoraba estar con el que murió en la pieza de al lado en la que teje la vieja, y nosotros bajo la lluvia aun podíamos oírla rabiar y nos avisaba que ya iban a dar los goles de colo-colo y el botaba el humo de un cigarro y gritaba “YA” pero no se movía del techito de la puerta y su cara y su boca que no paraba de hablar volvieron a ponerse oscuras y me miraba y esperaba que yo dijera algo y yo no decía nada y volvía a hablar mojándose aun mas la cara en la lluvia y yo sentía que moría y el a la vez reía y recordaba que no era tan mentira y creí que iba a correr quizás mas de tres veces y … camino un pasillito muy corto, aun llueve y lo sé por que la puerta sigue abierta y se oye una música de guitarra y…
Me pedía que eligiera un librito y al parecer aun llovía -las flores y los caracoles del patio, y barro- y echo una mirada y el Invunche me recuerda el temor cuando era niño (y la lluvia caía igual que en aquellos tiempos). Aun me observa por las noches y yo me subo a las piedras -viento seco, el mismo de aquellos sueños, y el pájaro grandioso- desde el cuarto piso hacia abajo con el dolor de abandonar la matriz y cuidadora. Fugitivo, desnudo, y no sabe de historias. Nadie lo espera, y todos saben que vendrá. Viene cual la noche, como manta oculta y nocturna, danzante. -Yo hablo quietecito y la tuerca gira a la manera de los astros constantes y perfectos-. Aparece, aparecen, el frío y el. Déjennos pasar -gritaron- por favor! (Y el viento intenta meterse a la mala por la ventanita del techo). Golpea mas fuerte, que no te oyen en su sueño, golpea mas fuerte te digo! -le dice el viento- y el golpea con ambas manos y en la ventanita a veces por-si-acaso…Y la cortina impide ver mas allá de los sillones. No quiero mentir. No me gusta la idea de inventar lo que no es. Pero llegó…llegaron, y nadie lo(s) esperaba. Yo los observo, palidezco y anoto estas palabras en el libro que me regaló; -“soy un aire helado”- Me pongo a llorar como si estuviera flotando en un témpano o en la punta de tu dedo. Y chorrea y chorrea. Lo oigo de cerca; escucha el ruido -y nada suena-, las piedrecillas en el techo a las cuatro A.M. Y ni siquiera es por el eco, la lejanía de no estar cerca y el árbol empapado pedía auxilio. No fuimos nosotros quienes acudimos, si no los ausentes y allá, mucho mas allá, el grito continua. Y tu dormías, al menos intentabas, solías y podías dormir y yo imaginaba el guardagujas en la estación, con su jardinera muy sucia y el carril afuera el cielo arriba el mar adentro y el humedal falso que nunca pudimos conocer. Hoy saldré por la ventana, la otra vida, el espejismo. Saldré del árbol cual el fruto, a conocerte de nuevo. Hoy mi voz recuerda las arenas y el padre del tiempo, ansioso en su viento nos regala la nada...ánfora contenedora de todo, frasco vacío, como un perpetuo reloj de sales. Todo completamente oscuro y solo se oyen ambos alientos acoplados. -Eres tu?- me dijo -soy yo- le dije. Buscando. Desaparecida, No ha vuelto y no volverá. Desde este punto hacia arriba todo es falso. Desde ahora en adelante comienza el relato vacío...








Dime que has hecho -o des/hecho- en respuestas rápidas y cómodas. El tiempo es oro pa'l que no lo vive solo -dijo-.
Su voz me recordaba un vidrio quebrado y si no fuese por su bigote que sobresalía fanáticamente sobre sus labios gastados, me habría parecido alguien totalmente extraño y simpático.
Me miré las manos, limpie un poco mis uñas y trague un algo de saliva muy espesa. Parpadee. Una. Dos. Tres veces. Me tome casi un cuarto de hora de su tan dorado tiempo. Y el me miraba como si yo estuviera jodiendolo de sobremanera. En realidad yo no había hecho -ni des/hecho- nada. (creo).


Dellabú (fragmento)





Ruido y Silencio (fragmento)


Témpano. La punta de tu dedo. Y chorrea y chorrea. Lo oigo de cerca; escucha -y nada suena- el ruido, las piedrecillas en el techo a las 4 A.M. Y ni siquiera. Es por el eco, la lejanía de no estar cerca. El árbol empapado pedía auxilio. No fuimos nosotros quienes acudimos, si no los ausentes, y allá, mucho mas allá el grito continua. Y tu dormías, al menos intentabas, solías y podías dormir Y yo imaginaba el guardagujas en la estación. Carril afuera. Cielo arriba. Mar Adentro. Humedal.















Hoy saldré por la ventana, la otra vida, el espejismo.
Saldré del árbol cual el fruto, a conocerte de nuevo...
Hoy mi voz recuerda las arenas
y el padre del tiempo, ansioso en su viento
nos regala la nada...
ánfora contenedora de todo, frasco vacío,
como un perpetuo reloj de sales...


















Por lo menos en este momento

Nada, nada, nada de lo que pueda escribir o decir vale la pena. El tiempo. Que pesadilla!. Las propuestas. Los planes. Nada! nada, nada, nada de lo que pueda escribir o decir vale la pena. La sonrisa es tal cual se le ve. Los ojos los mismos, el par. Los dientes que muerden. Las manos, conjunto curioso. El llanto, la lagrima que moja, el dolor, tuyo, mio, nuestro, nuestros dolores!... Nada es lo mismo!. Masturbarse, pensar largos ratos, desaparecer, volver a aparecer, y mojado de lagrimas. Nada, nada, nada de lo que pueda escribir o decir vale la pena...




(yo te prometo, te escribiré, si es que para de llover...)











Vamos a dar una vuelta por ahí?

11/06








-
pero me queda, mas aun, el sabor y el resabio de citar el comienzo de tu boca. las infinitass ganas de decir "y eso que ya era de noche cuando llegaste a mis pensamientos". 

vano consuelo.









La vida sigue su curso
un tiempo cruel y extraña
implacable y hermosa,
alargando el pasado
encogiendo el presente,
repartiendo futuros inevitables,
juntando y separando gente


AHORA ES EL FUTURO!


(Hoy es el futuro, La polla records)








.





Hoy tocaba el hartado al mediodía (veremos), no el traidor de crespo o la matraca
y anquilosada querida, ni el rápido hurgando en las fosas negras
que lo pone a bailar -no a mí, quiero decir- a usted, usted o el otro.
Contaba con tres rezos, gritaré, dijo -no te devuelvas (y gritó)- no he vuelto,
de pasada voy, y el no verte me da pena; suspiró y el pañuelito le limpia la frente
me da pena, quererte -y yo muerta en la hondonada estaba, entera- pensó -perdón-.
Se fue el hoy y mañana no vendrá, (y dijo de salida, al cuidador de la noche; el irme
es llevarme todas mis pertenencias) el sol, digo, no vendrá, ni las des-com-puestas del mismo.
El viejo, el recipiente de años, buscaba el malo, la experiencia la abandonó, en, dicen, lo de siempre
y llevó sus maderas a la salamandra de su madre. -Una silla que armaré- dijo la orgullosa
aun más vieja que el viejo, y su voz recuerda a los duraznos. No los amarillos, recuérdelo
al  adolorido, el dedal en su mano y la otra en la tuya. Respira -dijo- botando aire, y respiró
mirando la ventana (o a mi?). Pone cara rara y pregunta -que haces tu aquí?- es natural (y no lo era)
que pregunte. Yo cierro todas las puertas, observo por un agujero el farol de la calle, camino y vuelvo.
-Nada- dije -no hago nada- y tocó su melodía como si en realidad yo no estuviera haciendo nada.








Dibujos...


Pequeñas abstracciones del momento.
interferencias planetarias que llegan hasta mi receptor local
en forma de lineas trazadas en el limpio papel.
tímidos disgustos que piden ver la luz.
flores de manzanilla maceradas que impregnan este segundo de un perfume sombrío.
alteraciones en el orden constante de mi cuaderno incesante
que entregan sonrisas escuetas y miradas de locura.
pulsos de mi mano que confabulan en distintas frecuencias
uniendo los lazos creadores de realidad en una tonada malhumorada y distraída,
fingiendo observarlos desde lo alto de la copa del árbol.
ilusiones previas al desastre.
monotonías utópicas de ojos rasgados y dientes amarillos.
poquita cosa.
designios infantiles.
polvo.
grafitos.
uñas
y suciedades compulsivas.

lineas hermanadas y libres que en conjunto le dan forma a la nada creadora...










Niños y El Viento En Temuco.
Chile En La Retina, Fotografías 1957 - 1973.
Patricio Guzmán Campos.








YO ESTUDIABA EN EL EXTRANJERO EN 1953


Era la época en que yo juraba

que la Coca Cola uruguaya era mejor que la Coca Cola chilena
y que la nacionalidad era una cólera llameante
como cuando una tipa de la calle Bandera
no me quiso vender otra cerveza
porque dijo que estaba ya demasiado borracho
y que la prueba era que yo hablaba harto raro
haciéndome el extranjero
cuando evidentemente era más chileno que los porotos.

Roque Dalton.











Agua Verde


Que lindas son las mañanas en las que van floreciendo los espirales del caracol que no ve lo esencial y el perro persigue al gato y el pájaro cantó durmió y se largo en silencio dejando libres a las cuncunas y de ahí las mariposas en sus colores que no tengo que decir ni menos que esconder el tiempo debajo de las alfombras donde se quedan a momentos nuestros sentimientos cuando madrugan los silencios mirando hacia el sol como los cachitos del caracol que son torres diminutas o telescopios hundidos en la humedad alimentadora de insectos que fluyen entre nosotros y entre la luz y que llenan la tierra madre donde brotan raíces destructoras de aceras  y de jardines con flores de aluminio en el mismo rincón de mi verde agua y mi pozo olvidado donde pasaron las personas que he amado y el tiempo que las he amado y bebieron del pozo seco y sus tristes sonrisas fueron como pequeñas estrellas que afirmaron por un centelleante momento las ganas de crear con mis manos tardes que no terminan y ojos que no mienten para que me acompañen a pasear y a cantar las penas que son tan pequeñitas y frágiles que no pretendo distinguir de una mujer callada que solo dejó silencio y la luna es tan grande que no pretendo mentir ni encerrar las ganas de querer mirarla y callar y odiar y recoger piedras de los caminos para irnos y volver lejanos y cercanos y alejarnos de la multitud donde anidan los rencores y las manos duras que rezan de noche y maldicen de dia a la palomas que llevan dentro ternura y dolor en su aleteo como queriendo decir sobre el hombro de un hombre que juntos tu y yo quizás lograremos la paz de algún amanecer de algún loco que esté cuerdo tejiendo antorchas y puentes de este mundo y el otro donde grito silencio y me responde tu voz diciendo que soy las cosas que hago y pienso y pienso que en realidad no es tan así la cosa pues no es tan fácil que yo tenga cachos de caracol como tampoco es tan fácil que una estrella dispare contra nosotros o que una santa valla a parir un cerro pero la vida vive y mata nutriéndose sola y solos debemos seguir nosotros como dibujando un desierto  plano de piedras desnudas y ojos inmóviles actuando a la manera de padre de los cielos y del desierto de los zorros rojizos que vendrán a mi mente en la venideras noches veraniegas y febriles donde los recuerdos de Febrero serán paño de agua fría en la frente y sudor y calambres en mi actitud indiferente pero triste que afirma mis gestos y mi cuerpo y mi alma te dicen entre susurros que yo no creo nada...










(Antes de dormir, te doy las buenas noches en voz baja, el silencio responde con silencio, entonces cierro los ojos y digo que aun te extraño mucho)


Pequeño momento de sinceridad ante una hoja.

Extraña silueta luminosa fuiste aerolito fugaz o faro fin del mundo y ahora me dejas a oscuras tanteando con mis torpes manos para no tropezar en la nada imprecisa y los murmullos nocturnos de las heridas vienen de mi pecho apretado pues mis dedos agrietados ya no pueden distinguir las ortigas y sus diminutos aguijones urticantes de la maleza cualquiera que crece sin obstáculos al igual que la incertidumbre y el desconcierto de observarme perplejo e ingenuo en calles vacías esperando misteriosamente alguna señal que sea sincera y olvide por el camino alguna corta esperanza y poder así aplazar mi tan necesaria desaparición para decir bajo el agua que aun te extraño como a las luciérnagas que habitan un rincón de esta oscuridad vacía…








Tengo hambre de ruidos

Los que caminan por el pantano....












pronto...
como odio esa palabra






Viento




El caminito marcado, el pedregado, donde me llaman
y yo sé cual es la voz doliente, azulada, sucia
no la sonrisa que trae el viento entre aguacero
valiente y clara, y pregunta con sed traicionera
donde iremos a parar

En sus cuerdas el gran murmullo de guitarra
malambo y carga de tola, canta que canta coplas y soplos
su voz trémula y manchada mientras muere el día
pero no digas eso, sueño lejano, sé una piedra
vidala silenciosa, ajena

besa el horizonte mi caminito, honda nostalgia
besa las penas el viento, y se van con la niebla
no tenemos flores al costado del camino, y yo me voy
clareando las sombras, anochezco, las sombras son mías
y las flores son tuyas


















por eso yooo ooooo oooooooo
necesito estar en ti!!
yooo ooooo oooooooo
entenderte sin hablar...

y que se vayan a la mierda todos!!!!!



(Ciervos, Corzos y Gacelas)





Promesa



por esta noche
ninguna...










como aquel dibujo de Chagall


un hombre y un gato
en el techo
y yo prometí
jamás volver a aquella esquina...






16



nada nos dará lo mismo
y
lo mismo nos dará nada










Difícil que lleguemos a ponernos de acuerdo


Barriendo debajo del escritorio
encontré un pinche tuyo
y me di cuenta que intentarlo
es inútil…
el delgado metal
no conservó tu olor

luego mirando
durante un rato
una foto
en la que estamos
yo
y
tu
sentados en una banca
escribo;

“recuerdo este verso
de un dibujo
y un poema
que una vez me diste”

y al instante
todo lo que podría contarte
se amontona
en un papel
pegado en la puerta del closet
y desde lejos
el Gitano Rodríguez dice;
“ahí es donde vivirás
como consigna triste
de un amanecer”